Acido Hialurónico

En boca de todos por sus múltiples aplicaciones en el campo de la estética, el ácido hialurónico es la sustancia con la que mayores tratamientos de belleza se practican. Su facilidad y versatilidad a la hora de trabajar con él en diferentes partes del cuerpo, lo han convertido en uno de los tratamientos de elección más demandado en los centros de estética.

Hemos hablado con los profesionales de Medyzon, expertos en rellenos dérmicos inyectables, hemos descubierto que existen dos tipos de ácido hialurónico. Cada uno con unas aplicaciones concretas según la parte del cuerpo en el que decida llevarse a cabo el tratamiento en cuestión.

Cabe recordar, que este ácido se encuentra presente en el cuerpo de forma natural. Esta molécula posee funciones entre las que hay que destacar la de la retención de agua necesaria para que la piel, las articulaciones y el cartílago estén hidratados de la manera adecuada.

Otra de sus funciones es formar parte en la producción natural del colágeno que cuenta con otro papel fundamental en el organismo: aporta flexibilidad, elasticidad y resistencia. Pese a la producción propia del organismo, los procesos de envejecimiento naturales del mismo, contribuyen a que esa densidad de producción disminuya con la edad. Principalmente, la falta de hidratación produce una falta de elasticidad en la piel. Las diferentes capas que componen la misma, se vuelven más flácidas y aparecen las arrugas; en tanto que las articulaciones se van tornando más rígidas.

Por estas razones, los tratamientos con ácido hialurónico están a la orden del día en los centros de estética. Según la parte del cuerpo en la que se quiera aplicar y las características de cada paciente en concreto, el médico utilizará uno u otro tipo de ácido hialurónico.

Al unirse entre sí, las moléculas de ácido hialurónico, van formando una estructura semejante a una red. Cuanto más gruesa sea esta red, mayor densidad y durabilidad ofrecerá el tratamiento.

Ácido hialurónico reticulado

Este tipo de ácido tiene una aplicación muy amplia en la zona facial. Las arrugas y líneas de expresión de la frente, la nariz y los labios requieren de un ácido que otorgue más densidad a la zona. Esta es por tanto la característica principal del ácido hialurónico reticulado: ofrece mayor densidad molecular, cuenta con una gran consistencia y por ello actúa en la piel a un nivel más profundo. Su menor degradación y el tiempo que el organismo necesita para reabsorber la sustancia, lo convierten en un tratamiento más duradero.

En el caso de aplicarlo a las mejillas, labios o pómulos, se inyectará un ácido más denso y con un alto índice de cohesividad que ayudará a otorgar una mayor firmeza a la piel.

Teniendo en cuenta que existen en el mercado ácidos hialurónicos con diferentes densidades, el médico aplicará el más conveniente para cada zona. Las zonas donde se utiliza este tipo de ácido en particular son:

  • Labios. Para lograr un aumento y perfilado de los mismos.

  • Relleno de ojeras. Unifica la piel de la zona y elimina el efecto de cansancio producido por la flacidez.

  • Relleno de arrugas estáticas y profundas. Aumenta la elasticidad de la piel, elimina las marcas y confiere un aspecto más joven.

  • Aumento de pómulos y mejillas. Realza y refina los rasgos faciales.

  • Definición de la mandíbula o mentón.

Ácido hialurónico no reticulado

Al contrario de lo que sucede con el ácido hialurónico reticulado, esta variante no cuenta con esa retícula o malla que forma una red. En este caso, las moléculas circulan libremente convirtiendo este ácido en una variante menos densa. Su uso se da sobre todo para las patas de gallo y la corrección de arrugas finas, además de aplicarse en las mesoterapias faciales de las clínicas de estética.

El efecto que proporciona es menos potente y duradero que el que ofrece el ácido hialurónico reticulado, pero igualmente aporta una mayor hidratación a la piel, al mismo tiempo que da luminosidad. En estos casos, lo habitual es combinar el tratamiento con un añadido de nutrientes y vitaminas que nutran la piel.

En ambos casos, la duración de los tratamientos, no es perdurable. Al tratarse de una sustancia que el propio organismo va a reabsorber su efecto es limitado. Por esa misma razón, los tratamientos han de repetirse de forma periódica. De este modo pueden mantenerse en el tiempo sus beneficios. Además que los tratamientos pueden ir adaptándose a las necesidades de la paciente que pueden verse modificadas entre una y otra sesión.

La duración del tratamiento de ácido hialurónico reticulado oscila entre los ocho meses y el año, pudiendo prolongarse más según la paciente. En cuanto al ácido no reticulado, la duración es menor y oscila entre los seis y ocho meses.

Otros datos sobre el tratamiento con ácido hialurónico

Los tratamientos con esta sustancia no presentan contraindicaciones salvo casos concretos como pueda ser una alergia o enfermedad autoinmune. Ni siquiera es necesario realizar pruebas, con comprobar la historia clínica del paciente, es suficiente.

Se trata de una sustancia muy segura que no presenta apenas efectos secundarios. En el caso de que ocurra, suelen ser de corta duración y no revisten gravedad. Se desaconseja su aplicación o se recomienda posponerla en los siguientes casos:

  • Personas que sufran de alguna enfermedad inflamatoria o de carácter infeccioso en el momento de recibirlo, deben posponerlo.

  • Los pacientes que sufran enfermedades autoinmunes pueden presentar una mayor respuesta inflamatoria.

  • Aquellos interesados que sufran trastorno hemorrágico o tengan algún tratamiento anticoagulante no deben realizar el tratamiento.

  • Pacientes que padezcan alergias o hayan sufrido anafilaxias tampoco deben aplicarse ácido hialurónico.

  • Es desaconsejable su aplicación en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.

Para aquellos a los que les de miedo el dolor, deben saber que se trata de un tratamiento ambulatorio que no precisa de aplicación de anestesia previa. La duración del mismo no suele pasar de los diez minutos de duración.

La mayoría de compuestos de ácido hialurónico cuentan en su composición con un componente anestésico. No obstante, en muchas de las clínicas, los especialistas aconsejan o recetan una pomada anestésica para aplicar una hora antes del tratamiento. Por lo tanto se trata de un proceso prácticamente indoloro.