Los pies, principal herramienta corporal para estar en forma

El deporte es una auténtica bendición para la vida de las personas. Por un lado, permite obtener un bienestar emocional puesto que nos pone en contacto con un montón de gente que practica o puede practicar las mismas actividades que nosotros y, por el otro, también tiene un bienestar físico puesto que el hecho de mover nuestro cuerpo tiene múltiples ventajas desde el plano de la salud. Hay pocas cosas que tengan beneficios en estos dos ámbitos y la verdad es que el deporte es un nexo de unión fortísimo entre uno y el otro. Por eso, hay que cuidar de él como si fuera nuestro tesoro más preciado.

Es cierto que, muchas veces, el deporte es uno de los principales causantes de lesiones en el cuerpo. Lo vemos por la televisión, cuando un jugador se tiene que marchar de un partido de fútbol después de haberse torcido un tobillo, o a nuestro alrededor, cuando vamos a jugar un partido entre amigos y a alguno de ellos le da un tirón en la pierna. Las lesiones forman parte activa del deporte, pero a causa de su existencia no hay que dejar de mover el esqueleto para tratar de conseguir que nuestro cuerpo huya del sedentarismo y de cualquier cosa que lo pueda oxidar con el paso de los años.

En un artículo publicado en la página web de Top Doctors, se indica que el fútbol sigue siendo el deporte que más lesiones causa entre las personas que lo practican. No es raro que así sea, no os vamos a mentir. Es un deporte en el que se tiene que correr, por regla general, a gran velocidad, en el que hay giros, en el que hay faltas que pueden ser muy perjudiciales para el cuerpo humano, en el que también se juega con partes del cuerpo que son peligrosas (como es el caso de los codos)… Pero no por eso tenemos que dejar de lado la práctica de un deporte que garantiza tener un cuerpo absolutamente sano y preparado para cualquier actividad física.

Pero es entendible (y perfectamente, además) que os pueda preocupar un tema como el de las lesiones en el fútbol. El que es seguidor de un deporte como este ha visto, a estas alturas de la película, prácticamente de todo. Una de las lesiones más graves es la que afecta a los ligamentos de la rodilla, lo que hace que el jugador esté fuera de los terrenos de juego durante muchísimos meses, en ocasiones más de un año. Las lesiones en otras zonas del cuerpo como la cadera, los gemelos o los tobillos también pueden aparecer, pero las que sin duda son las más repetidas son las que guardan relación con los pies.

Sin duda, son los pies los que más sufren cuando jugamos al fútbol, exactamente igual que cuando jugamos a otros deportes. Es algo que podemos considerar como muy lógico puesto que, en prácticamente todo el tiempo que dura la actividad deportiva, son los únicos apoyos que tenemos sobre la superficie. Por tanto, tan solo con el ejercicio repetido que implica correr ya corremos un riesgo que quizá no se corre en un brazo o en el cuello, por poner dos ejemplos. Por eso, hay que cuidar especialmente de los pies cuando somos deportistas y cuando somos futbolistas, más concretamente.

Además, son muchas lesiones diferentes las que podemos tener en los pies. Podemos tener una contusión en un dedo, por ejemplo, podemos padecer fascitis o podemos haber sufrido alguna fractura. Cada una de estas situaciones requiere de tratamientos diferentes y lo lógico es que los tengamos en cuenta para garantizar una recuperación que sea lo más segura posible. Porque, eso sí: una recuperación que sea precipitada y en la que se corran riesgos, es una recuperación que va a dar lugar a otras lesiones mucho más graves de las que ya se han padecido. Por desgracia, hay demasiada gente que sabe de primera mano de lo que estamos hablando.

Los pies son la parte del cuerpo que más sufre cuando jugamos al fútbol con independencia de la edad que tengamos. En la clínica podológica Oltra, cuyos profesionales se encuentran especializados en diferentes ámbitos de la salud de los pies, como lo pueden ser la cirugía mínimamente invasiva o la biomecánica del pie, aseguran que las personas que todavía no han dado el salto a la categoría sénior (por regla general, las que tienen menos de 20 años), presentan el mismo tipo de lesiones en los pies que las personas que llevan ya muchos años practicando un deporte como del que estamos hablando.

Esa realidad está haciendo que, en muchos equipos deportivos, se esté poniendo el foco en todo lo que tiene que ver en una mejor preparación del pie para la práctica del fútbol a través de más y mejores ejercicios de calentamiento. Esa es, sin duda, una gran noticia que nosotros celebramos pero que tiene que llegar a todo el mundo, especialmente a aquellos jóvenes que se están iniciando en esta actividad y que muchas veces ven en el calentamiento un estorbo más que otra cosa, realizando este ejercicio de una manera precipitada y negativa, contribuyendo de ese modo a que los riesgos de lesión sigan siendo altos. Pero si nos tomamos en serio esto, las reducimos bastante.

Un consejo elemental para todas aquellas personas que practiquen deporte 

Ya hemos dicho que la importancia del pie radica en que, en muchos deportes, es la única parte del cuerpo en la que estamos en contacto con la superficie. Por tanto, con independencia de si jugamos o no al fútbol, tener una buena salud en los pies nos va a ayudar a conseguir que nos encontremos al 100% y teniendo la opción de prever cualquier tipo de lesión. Tened en cuenta que, si hay cualquier problema que afecte a los pies, no solo no vais a poder seguir practicando ese deporte en algunos días o semanas, sino que también vais a tener que dejar incluso de trabajar.

En una información publicada por el diario El Mundo en el mes de abril del año pasado, se dice que el 50% de los españoles hacía deporte de manera regular, si bien el 35% lo había abandonado. De esta noticia, tenemos que sacar dos conclusiones claras:

  • La primera es que el deporte siempre es un reclamo para todas aquellas personas que quieran mejorar su estado físico y también el mental. Además, es una manera divertida de conseguirlo porque permite competir y superarnos a nosotros y nosotras mismas.
  • En segunda instancia, hay que tener claro que siempre va a haber un porcentaje de gente que, después de haber empezado a realizar alguna actividad deportiva, la va a dejar. Hay muchas razones por las que puede pasar, pero la que más numerosa resulta es que se realiza la actividad deportiva mal, con una intensidad fuera de nuestras posibilidades y que produce un cansancio soberano.

Cualquier experto en salud os va a recomendar que hagáis deporte. Siempre dirá que hay que hacerlo en su justa medida, teniendo en cuenta cuáles son vuestras posibilidades. Si sois personas que ya estáis jubiladas, lógicamente no va a ser una opción que os pongáis a competir para los 100 metros lisos, pero siempre podréis andar algunos kilómetros a lo largo del día. La situación va a ser completamente diferente para un chaval joven, que tiene a su alcance cualquier actividad deportiva que se proponga. Eso sí: conviene ser listo porque, si te pasas de intensidad nada más empezar a realizar la actividad, te vas a dar un golpe de realidad bastante duro.

En cualquier caso, vigila siempre la salud de tus pies. También la de otras zonas del cuerpo, pero los pies son elementales a la hora de practicar cualquier actividad deportiva que se precie. Sin ellos, no la podemos hacer como habitualmente y no la podemos disfrutar de la misma manera, como ya os imaginaréis. Ojalá que la cantidad de lesiones que se producen en los pies se reduzca de cara al futuro y que la gente empiece a valorar de una manera más amplia el bienestar que produce esta zona del cuerpo en las personas. Un dolor de pies no va a ser lo que nos haga pasar de la vida a la muerte, estamos seguros de eso, pero es lo que hace posible que nuestra rutina sea lo más placentera posible.

En esta vida, hay que estar en forma y eso siempre se consigue primero con los pies. Estamos de acuerdo en señalar que hay más cosas de las que se deben tener en cuenta para ello, pero lo primero es lo primero y no podía ser otra cosa que no fuera el punto de apoyo con la superficie. Cuando eso ya lo tenemos asegurado, cuando la salud de esa zona está libre de cualquier dolor o rotura, entonces podemos empezar a plantearnos mover el esqueleto como siempre lo hemos querido mover. Y ya os decimos que merece la pena.

 

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