La salud mental de nuestros mayores

Hacerse mayor, conlleva una serie de cambios tanto a nivel físico, como psicológico y social. Estos cambios inevitables, pueden afectar a la salud mental de las personas más mayores. Se estima, según datos de la OMS que alrededor de un quince por ciento de los adultos mayores de sesenta años, padecen algún tipo de trastorno mental.

Los profesionales de la salud mental, aseguran que la mayoría de estos trastornos se acentúan en la persona a medida que pasan los años. No obstante, a partir de cierta edad, también pueden aparecer nuevos y diferentes malestares que afecten a la salud mental.

Como bien saben los profesionales de Cuidado en casa, servicio de cuidados al mayor en su propio domicilio, uno de los aspectos que más influyen en la aparición de esos trastornos es la falta de autonomía.

Se consideran como factores de riesgo para la aparición de trastornos mentales en adultos mayores, las situaciones de aislamiento y soledad que se mantienen en el tiempo. Estos dos aspectos, contribuyen negativamente a la salud mental de las personas mayores y pueden impedir que reciban la ayuda adecuada.

La misma falta de autonomía y la consiguiente necesidad de contar con la ayuda de terceras personas por razones de carácter psicofísico, les provoca una sensación de dependencia que puede hacer daño a su salud mental. Ocasionalmente, este hecho se convierte en una pescadilla que se muerde la cola: el trastorno mental puede generar un efecto o deterioro de la salud a nivel físico que puede a su vez, agravar el trastorno.

Otro de los aspectos relevantes en esta cuestión, es el nivel y la posición socioeconómica. Con la jubilación, el estatus puede verse resentido y la disminución del poder adquisitivo, puede influir negativamente a la hora de recibir los cuidados y tratamientos necesarios. Así como cambiar las condiciones de vida y verse mermadas las relaciones interpersonales.

La evidente falta de concienciación social sobre la importancia que tiene gozar de una buena salud mental, incluyendo a los mayores, deja al descubierto la discriminación que sufren algunas personas mayores, solo por ser mayores. Se asocia, edad avanzada con trastorno mental.

Factores como el género, la orientación sexual, la raza, el maltrato o haber sido víctima de abusos, pueden desencadenar o acentuar en la persona mayor el problema de salud mental.

La edad no es un factor desencadenante

En primer lugar hay que tener claro el concepto de salud mental. El mismo, alude al bienestar emocional, psicológico y social. Gozar de una buena salud mental va a afectar directamente en la forma de pensar, sentir y actuar de una persona en base a como nos tomamos o enfrentamos a la vida. Del mismo modo, ayuda a determinar la gestión del estrés, nuestras relaciones con el entorno y la toma de decisiones. Por estas razones, la salud mental es importante a lo largo de todas las etapas que conforman la vida. Dos momentos clave en los que hay que prestar una mayor atención y conferirle más importancia es la infancia y la edad adulta. A medida que envejecemos, la salud mental tiende a ser algo más frágil.

Teniendo en cuenta estos factores, hay que señalar que la edad no es un factor desencadenante de un trastorno mental. Hacerse mayor no constituye una predisposición para padecer un deterioro en la salud mental, propiamente dicha.

Es más, la mayoría de adultos mayores, se sienten plenamente satisfechos con sus vidas, aunque puedan tener altibajos y padecer otra serie de enfermedades y problemas físicos.

Los datos muestran que un veinte por ciento de las personas mayores de cincuenta y cinco años, experimentan algún tipo de problema relacionado con la salud mental. Actualmente, cincuenta y cinco años no esta considerado como persona vieja. En estos casos, los trastornos más comunes, son la ansiedad, el deterioro cognitivo y los trastornos del estado de ánimo como la depresión.

Exceptuando los cuadros correspondientes al deterioro cognitivo, la mayoría de la población que presenta o padece alguno de los trastornos citados, contando con una edad avanzada, ya los han sufrido en otro momento de la vida. Suele tratarse en estos casos de recaídas y no de nuevos diagnósticos. Aunque en otras ocasiones se da la circunstancia de que le cuadro es nuevo y el diagnóstico, también.

Factores que pueden inducir a un problema de salud mental

Como decimos, la edad no es un factor de predisposición ni desencadenante para padecer algún tipo de problema que derive de la salud mental. Si bien es cierto, a medida que pasa la vida, la mochila es más pesada. Todo eso que portamos, si puede contribuir en un momento dado al desarrollo de un trastorno mental. Generalmente, a la vez que se presenta un factor desencadenante.

Según los profesionales de este campo de la medicina, es importante prestar atención a los posibles factores de riesgo para el desarrollo de un trastorno menta en un adulto mayor. Por tratarse de una etapa de la vida en la que pueden, y de hecho, ocurren cambios importantes como la muerte de un ser querido, la jubilación o la aparición de una enfermedad grave, la misma soledad o la perdida de la autonomía e independencia, pueden influir con más frecuencia. Generalmente, la mayoría de los mayores, se adaptan a los cambios y siguen avanzando; algunas personas, tendrán problemas para superar estos baches. Estas son más susceptibles de padecer un trastorno mental como depresión y/o ansiedad.

Para prevenir este tipo de problemas, conviene abordar y atajar los factores de riesgo en edades más avanzadas. Teniendo constancia de cuales son los posibles desencadenantes, se pueden tomar las medidas o precauciones, necesarias para minimizar el riesgo. De este modo, tener en cuenta las enfermedades crónicas o las discapacidades físicas, contribuir a mejorar ese proceso de demandar ayuda al que van a verse sometidos a razón de ello, la detección precoz y una intervención temprana, pueden evitar la aparición de los problemas de salud mental.

Dado que en muchas ocasiones, los problemas de salud mentar se relacionan estrechamente con una mala salud física, máxime cuando se trata de una enfermedad crónica, cabe recordar el principio de la OMS: “No hay salud sin salud mental”.

Claro ejemplo de la interrelación existente entre lo físico y lo psíquico, viene a ser la depresión. El trastorno mental por antonomasia. Las personas que padecen de depresión, presentan un riesgo más elevado de sufrir una evolución complicada de las afecciones cardiovasculares, diabetes, trastornos gastrointestinales, etc. Sin olvidar que la depresión, es la causa que mayor numero de suicidios provoca en personas de mayor edad.

Nuestros mayores se merecen seguir gozando de una buena salud mental. Lo físico puede ser inevitable, pero ayudar a que sus capacidades mentales y su psique se mantengan en su sitio, debemos aprender a reconocer y tratar de forma adecuada los trastornos mentales que puedan padecer. Teniendo en cuenta las señales siguientes, podemos conseguir la detección temprana:

  • Cambios en el estado anímico o los niveles de energía.
  • Cambios en los hábitos alimenticios o de sueño.
  • Tendencia al aislamiento y dejar de hacer actividades.
  • Cambios emocionales.
  • Sentir que nada le importa.
  • Dolores o molestias somáticas mal explicadas.
  • Sentir tristeza o desesperanza.
  • Fumar, beber o consumir drogas en exceso.
  • Presentar ira, irritabilidad o agresividad.
  • Tener pensamientos que no salen de la cabeza.
  • Escuchar voces o estar convencido de cosas que no son ciertas.
  • Pensar en hacerse daño a sí mismo o terceros.

Ante la aparición o sospecha de uno o varios de estos síntomas, conviene valorar la posibilidad de que exista un trastorno mental y tomar las medidas oportunas. Dado que la mayoría de estos síntomas, son algo que puede parecer habitual, pues quien más y quien menos, los ha sufrido alguna vez, hay que prestar atención a su aparición y el que lo motiva.

La importancia de los mismos, se encuentra en la repercusión que puedan tener respecto a la funcionalidad de la persona. Si producen un malestar significativo a quien los sufre o su entorno, es conveniente buscar ayuda profesional.

Cabe destacar que las personas mayores, cuentan con una serie de factores que les protegen frente a la aparición de los trastornos mentales. Es crucial promover y potencias los mismos. Un estilo de vida saludable, encontrarse en un medio ambiente seguro y coherente y que participen de forma activa en la sociedad, ayudan a proteger el bienestar mental de nuestros mayores. Por encima de todo ello, el apoyo de las familias, los seres queridos y los cuidadores en el caso de que los haya, juegan un papel clave en la salud mental de los mayores.

Prevenir la soledad y el aislamiento, se ha convertido en la mejor estrategia para promover este bienestar que merecen las personas mayores. Dichas medidas, son por igual importantes, a la hora de mejorar la salud física y gozar de una etapa de envejecimiento, saludable.

Por lo tanto, el cuidado de nuestros mayores, debe ser a todos los niveles. Procurar que sigan manteniendo una calidad de vida acorde con sus necesidades, es tarea de las personas que están cerca y de la sociedad en general. A fin de cuentas, al final, todos pasaremos ese chance.