Según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística en el año 2020 en nuestro país se produjeron 3.941 suicidios, de los cuales 2.930 fueron suicidios de hombres y 1.011 de mujeres, lo que sitúa al suicidio como la primera causa de muerte externa en España. Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) existirían unos 20 intentos por cada suicidio, lo significa que en España en un año podrían haberse producido en torno a 80.000 intentos de suicidio y que entre dos y cuatro millones de personas han tenido alguna vez una ideación suicida a lo largo de su vida. Ello nos hace pensar que el deterioro de la salud mental en los últimos tiempos ha ido en aumento, lo que supone un grave problema tanto de salud pública como familiar al afectar tanto directa como indirectamente a otras personas como pueden ser padres, hermanos, cónyuge, hijos, amistades…
Los términos con los que se definen las conductas asociadas al suicidio son:
- Suicidio: es el acto deliberado de quitarse la vida.
- Intento de suicidio: es el comportamiento que no causa la muerte y se refiere a una acción autoinflingida como intoxicación farmacológica o de cualquier otro tipo, lesiones, autoagresiones intencionales, accidentes, etc. que pueden o no tener una intención de resultado mortal.
- Conducta suicida o comportamiento suicida: engloba una diversidad de comportamientos como pensar en el suicidio o tener ideación suicida, planificar el suicidio, intentar el suicidio y cometer el suicidio propiamente dicho.
No existe, por lo general, una causa única que determine esta actuación, sino que es un problema complejo y multifactorial en la que diversos factores (psicológicos, sociales, laborales…) actúan acumulativamente aumentando la vulnerabilidad de la persona. Entre los factores de riesgo, podemos señalar los siguientes: depresión, soledad o carencia de relaciones sociales, enfermedad terminal, pensamientos negativos, familias disfuncionales con conflictos y pobre o nula comunicación, enfermedad mental, comportamientos suicidas dentro de la familia, sufrir estados de desesperación y/o comportamientos impulsivos, incluyendo agresiones, baja autoestima, víctima de abusos sexuales recientes en la familia o en la infancia, víctima de maltrato físico y psicológico reciente o en la infancia, falta de habilidades sociales, .
Para abordar el tema es importante tener en cuenta las siguientes pautas:
- Por lo general, la mayoría de los suicidios cometidos han ido precedidos de signos de advertencia verbal o conductual. Desde luego, algunos suicidios se cometen sin advertencia previa. Pero es importante conocer los signos de advertencia y tenerlos presente.
- Quienes hablan de suicidio pueden estar pidiendo así ayuda o apoyo. Un número significativo de personas que contemplan el suicidio presentan ansiedad, depresión y desesperanza y pueden considerar que carecen de otra opción.
- El comportamiento suicida indica una infelicidad profunda, pero no necesariamente un trastorno mental. Muchas personas que viven con trastornos mentales no están afectadas por el comportamiento suicida y no todas las personas que se quitan la vida tiene un trastorno mental.
La prevención del suicidio es fundamental, correspondiendo al personal médico y concretamente al profesional especializado en salud mental su evaluación.
Entre las estrategias de prevención de la conducta suicida se pueden señalar las siguientes:
- Buscar ayuda profesional especializada (psiquiatra, psicólogo). En este sentido, si vosotros no tenéis a ningún profesional de confianza, nosotros os recomendamos recurrir a los servicios de la psicóloga Patricia Sánchez, quien ofrece a sus pacientes terapia individual tanto presencial como online, así como para adultos y adolescentes, con el fin de lograr un equilibrio entre mente y cuerpo y recobrar el sentido de la vida.
- Acompañamiento de la persona, haciéndole ver que no está sola, que tiene apoyos, darle cariño, seguridad y no juzgarla.
- Promover el dialogo para que se exprese y verbalice sus necesidades, miedos, sentimientos…
- Limitar el acceso a posibles medios lesivos como medicamentos, ventanas/balcones, conducción de vehículos…
- Estimular y resaltar sus cualidades positivas y éxitos recientes.
- Ayudarle a encontrar respuestas y alternativas para la vida.
- Alentarlo y estimularlo para que actúe y luche.
El acoso laboral
El acoso laboral o mobbing se define como el comportamiento agresivo y amenazador de uno o más miembros de un grupo, hacia un individuo en el ambiente de trabajo, siendo el objetivo de este acoso producir terror, desprecio o desanimo en el trabajador hasta que este renuncie o sea despedido. Las consecuencias que acarrea en la vida del acosado pueden ser en el ámbito profesional y en ámbito emocional con trastorno de ansiedad generalizada, depresión, pánico, pérdida de concentración, cansancio, migrañas, palpitaciones, pérdida de memoria, aislamiento social, despersonalización, alteraciones del sueño y del apetito, incapacidad para experimentar placer, llanto, agresividad, fatiga crónica, reiteración de pensamientos, inseguridad…